La llegada de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 ha significado el comienzo de un nuevo periodo en las relaciones laborales. La Administración General del Estado (AGE) no ha sido menos que los otros empleadores de nuestro entorno y es que, el confinamiento decretado por el Real Decreto 463/2020 obligó en pocos días a hacer factible que la maquinaria pública funcionase sin empleados en los centros de trabajo. Rápidamente, las altas instancias en materia de función pública desempolvaron una olvidada solución: el teletrabajo.
...La solución mágica a nuestros actuales problemas de reducir la movilidad y evitar posibles contagios...además ¡claro está! la conciliación de la vida familiar y laboral...a quien pueda ejercer sus funciones teletrabajando.
Así las cosas...compartimos
opinión...ese entusiasmo colectivo por el teletrabajo en el sector público
(también en el privado), con fuerte arraigo sindical por cierto, quizás
convenga templarlo, puesto que en tal modalidad contextual de prestación de
servicios están ocultos algunos posibles peajes. Me referiré a alguno de ellos.
Tengo la sospecha de que un teletrabajo continuado en condiciones determinadas
puede ser la antesala de dos decisiones organizativas importantes del sector público
que, conforme la crisis económico-financiera avance, irán tomando cuerpo:
1)
La amortización de determinados puestos de trabajo que desarrollan actividades
profesionales permanentes en situación de teletrabajo, una vez que sus
titulares se jubilen (especialmente, puestos de trabajo ocupados por personas
que en estos momentos tienen más de sesenta años de edad y que están apartados
del trabajo presencial por ser colectivos de riesgo); y
2)
La externalización de algunos servicios prestados por teletrabajo y de aquellos
otros que, dado el contexto de contingencia y el rígido marco normativo
presupuestario, se necesitarán cubrir por el sector público (perfiles
tecnológicos, analistas de datos, estadísticos, matemáticos y otros
profesionales altamente cualificados, aunque no solo).
El
contexto manda, cuando no obliga...amortización en masa de plazas vacantes por
las innumerables jubilaciones que se producirán y una liberación, por
consiguiente, de recursos presupuestarios para dedicarlos a otros requerimientos
más urgentes. Que nadie se llame a engaño: las necesidades imperiosas de la
Administración Pública como consecuencia de la imparable revolución tecnológica
deberán ser atendidas.
El
sector público se juega en ese reto su ser o no ser. Y el riesgo de la
externalización a través de fórmulas de teletrabajo autónomo, microempresas o
cualquier otra modalidad de contratación pública (que también se abrirá a
modificaciones puntuales para atender esa nueva realidad), será posiblemente
imparable, como ya lo es y será más aún en el sector privado. La parálisis y
anomia reguladora de los poderes públicos en materia de teletrabajo puede traer
consigo esta curiosa y no querida paradoja. Iremos viendo cómo evoluciona este
problema, que hoy por hoy está durmiendo pacientemente en la oculta trastienda
del teletrabajo. (LA TRASTIENDA DEL TELETRABAJO)
Y, en otro orden de cosas, cómo "decíamos ayer"(
El Ministerio de Política Territorial y Función Pública ha decidido aplicar la subida y los atrasos pendientes en las nóminas del personal laboral en la Administración General del Estado, después del anuncio de movilizaciones y los diferentes conflictos colectivos planteados por los sindicatos ante el incumplimiento en el IV Convenio Único.
Este acuerdo será ratificado el próximo jueves en el seno de la Comisión Negociadora del convenio, y espera que el pago de las cantidades adeudadas, correspondientes a 2019 y 2020, se realice antes de que concluya el año.
Se dice que el Ministerio se comprometerá a desarrollar otros aspectos incluidos en el Convenio Único, como la puesta en marcha de un concurso de personal abierto y permanente, la negociación de las condiciones de acceso a la jubilación parcial y los procesos de cambio de régimen jurídico del personal, así como una revisión del sistema complementario de retribuciones.
Desde nuestra humilde opinión...hablar es gratis.
Muchísimas gracias por la información.
ResponderEliminar