EMERGENCIA Y EVACUACIÓN: UNA HISTORIA SUSTENTADA EN LA REALIDAD. CUANDO LA REALIDAD SUPERA LA FICCIÓN.

Remitido por un empleado público. "Cuando la realidad supera a la ficción".

"Eran las 13:21 horas del 18 de noviembre del 2012, cuando en el tercer piso del Organismo, se sintió un fuerte estruendo. Más tarde los medios de comunicación informarían que se trataba de un terremoto de 6,2 grados Richter; pero el asunto, es que en aquel momento, mientras los archivadores chocaban contra sí, y las paredes crujían, la desesperación corrió como reguero de pólvora.

Apenas dejó de moverse el suelo, se pudo detectar un fuerte olor a gas; efectivamente, las tuberías se habían roto y según el plan de emergencia y evacuación (que por cierto no se revisa desde que se redactó hace 6 años), se cortó el fluido eléctrico y los ascensores dejaron de funcionar. Las luces de emergencia, que según constaba en el plan, eran revisadas puntualmente, no cumplieron su misión.

A la impresión del temblor se le agregó la tensión por el olor a gas, con lo que los diez empleados públicos y los cinco ciudadanos que estaban en el tercer piso, tuvieron el impulso de abandonar el edificio, hasta que descubrieron que la fricción de las paredes había hecho que la puerta de emergencia quedara trabada, con lo que el lugar, que hace cinco minutos era la oficina de trabajo habitual, ahora se convertía en una trampa mortal.

Dado que la citada puerta de emergencia se encontraba al final de un angosto pasillo ocupado por numerosas cajas de expedientes y proyectos, parecía evidente que lo mejor era que primero entre todos retirasen las cajas que impedían el acceso para, posteriormente, una sola persona tratara de abrirla, pues no existía el espacio necesario para que varios intentaran forzarla a la vez, al menos eso le pareció a Alfonsina, una administrativa de uno de los servicios instalados en esa tercera planta, por lo que llamó a Pedro, el más alto y fornido de los compañeros, pero que, en ese momento, estaba completamente descompuesto, sentado en el suelo, agazapado, en un evidente ataque de nervios. Aquella enorme mole humana parecía un Sansón recién rasurado por Dalíla, incapaz de levantar una mano, aun cuando de ello dependiera su vida y la de quienes lo rodeaban.

Alfonsina al ver que su plan inicial no daba resultado, y sentir que el olor a gas era cada vez más fuerte, convocó a reunión a los compañeros de mayor experiencia, para que, en comisión, se estudiara la situación e hicieran una propuesta sobre qué hacer mientras llegaba auxilio, después de todo, siempre había escuchado que en casos de emergencia, lo mejor era conservar la calma.

Mientras tanto, Lorena, recien llegada en comisión de servicio, una muchacha menuda pero con gran determinación que en su infancia había participado en campamentos de niños exploradores, ya había calculado que si se lanzaba desde una ventana no sobreviviría al impacto de caer desde aquella altura hasta la calle, y también era consciente que sus fuerzas serían insuficientes para derribar la puerta de emergencia, por lo que sin pensarlo dos veces, se dirigió hacia su compañero Pedro y con la mayor decisión le lanzó una bofetada con su mano zurda, y antes de que su compañero tuviera oportunidad de reaccionar, se la acompaño con otro mamporro, con la misma mano, pero que en esta ocasión venía de regreso de derecha a izquierda.

Bastaron milésimas de segundos para que a Pedro se le encendiera una mirada de furia, se levantase del suelo, le saltaran los músculos y casi se podía decir que se transformara en el hombre increíble, también conocido como el verde Hulk; se volvió contra Lorena con ganas de tragársela de un bocado, pero ella inmediatamente le grito:

“!LA PUERTA, LA PUERTA DE EMERGENCIA, LA &#@%$ PUERTA!”

En ese momento, Pedro recordó la situación en la que estaban atrapados, se dirigió a la puerta de emergencia y le propinó una lluvia de patadas tan salvaje que sólo fue interrumpida cuando la misma estuvo tumbada en el suelo. Acto seguido, los diez compañeros y los cinco ciudadanos entre empujones y tropiezos, salieron apresuradamente… Cuando el último iba llegando a la primera planta, se escuchó una explosión: al fin la fuga de gas encontró una chispa que la incendiara.

Aproximadamente dos minutos después habían logrado llegar a la planta baja y abandonar el edificio, y en ese momento, llegaron los bomberos con sus grúas de rescate, justo a tiempo para ver cómo los dos pisos superiores del edificio, se desplomaban.

De la historia quedaron muchas anécdotas, pero quizás lo que más llama la atención, es que Pedro pidió un traslado por motivos de salud, y que él y Lorena no se volvieron a hablar, no obstante, entre ambos, salvaron sus vidas y las de sus compañeros.

Por otro lado, Alfonsina intentó por todos sus medios que se formará una comisión para que se analizara lo sucedido y que se presentara un informe y una propuesta de actualización del protocolo y plan para situaciones de emergencia ante el Comité de Seguridad y Salud del Organismo… La comisión lleva dos años y 10 días reuniéndose, y está considerando buscar una asesoría externa para avanzar con tan importante y delicada misión.

Los cinco ciudadanos pidieron una indemnización por responsabilidad civil de la Administración Pública.

Destacar de la historia este párrafo “...según el plan de emergencia y evacuación (que por cierto no se revisa desde que se redactó hace 6 años)…” y recordar como no hace muchos años, cuando internet no existía, se hacía uso en los distintos servicios públicos de las guías y agendas telefónicas, unas guías y agendas telefónicas rayadas, arrugadas, con múltiples anotaciones, papeles incrustados, páginas dobladas y demás muestras de que dichos “documentos” habían sido objeto de gran uso por parte de sus usuarios. 

En contraposición a dichas guías y agendas telefónicas, el plan de emergencias y evacuación está impecable, debidamente empastado y pulcro, guardado en un lugar seguro y protegido del acceso de las personas, probablemente sería el peor ejemplo de un protocolo de emergencias. O sea, hay que romper el exceso de respeto, incluso con el miedo a tocar, cuestionar y cambiar los protocolos. Todo uso y modificación que puedan sufrir los protocolos, al igual que la anécdota de la guía telefónica, deben verse como signos positivos de que éste está vivo, y listo para entrar en funcionamiento cuando se requiera.

Esa vitalidad debería darse de forma natural, pero como eso pocas veces sucede, se procede a contratar externamente la redacción del protocolo de mantenimiento de protocolos, donde se establecerá claramente la periodicidad de revisión y actualización de cada protocolo, sus responsables, las estrategias de difusión y capacitación, e incluso las pautas a seguir.

Lo indicado puede parecer suma burocracia y, por tanto, lentitud en la gestión, aunque si hay algún aspecto donde no se puede permitir estar completamente a ciegas y a merced de la improvisación, es cuando se trata de una cuestión de vida o muerte.

Con respecto a las comisiones o grupos de trabajo, han ganado gran desprestigio, al asociarlos con mecanismos evasores para tomar decisiones. Es decir, el término comisión  o grupo de trabajo tiende a verse como la muestra máxima de la ineficiencia en la Administración Pública.

Ello no priva que se puedan formar Comités de Emergencia para preparar planes, protocolos, realizar estudios técnicos, hacer recomendaciones y dar otros tipos de apoyo previo, durante y posterior a las dificultades."

La historia anterior, si bien tiene algunos elementos de creatividad, está fundamentada en una situación real, ocurrida en una institución pública, y quizás lo más interesante de ella, es que permite mostrar algunas lecciones que se pueden aprender de experiencias similares, a partir de las que se deberían de formular una serie de pasos, que han de tomarse en cuenta.

Para designar el personal encargado de las medidas de emergencia, el empresario debe haber realizado y aprobado; el “plan de prevención en la institución que se trate” y el “procedimiento para elaboración, implantación y puesta al día de las medidas de emergencia” del mismo. Una vez de aprobado el procedimiento se deberá elaborar “el plan de emergencia y evacuación de cada centro de trabajo”, posteriormente se debe formar al personal en dichas materias y ponerle en conocimiento de todo lo anterior para poder proceder a su nombramiento como encargados de emergencias. Igualmente, debe informarse a todo el personal. Nunca al revés. Eso es prevención.
 

“Lo que no falta en la Administración Pública son leyes, normas e instrucciones”. “Lo que no se logra concretar es el cumplimiento de las mismas”. Son las archiconocidas frases de una realidad que no escapa a ninguno de nosotros. Nuestros gestores lejos de dar cumplimiento a lo establecido, son generadores de normas cuyas bases se sustentan, acaso por errores involuntarios o por desconocimiento, en la originalidad y creatividad de lo escrito por el autor o autores y no en la realidad de quienes serán beneficiados y destinatarios, finalmente, de dichos contenidos normativos. 

 Batiburrillo: “Gestión de crisis, emergencias y desastres”.